Cada 21 de marzo, en muchos lugares de Latinoamérica, se celebra el Día de las Flores Amarillas. Lo que comenzó como una tendencia cultural se ha transformado en un símbolo profundo: regalar flores amarillas representa amor, esperanza, nuevos comienzos… y también el deseo de ver florecer a quienes amamos.
Pero hoy quiero invitarte a mirar esta tradición desde otro ángulo: ¿y si esa flor amarilla fueras tú? ¿Y si este marzo no solo piensas en regalarle flores a alguien más, sino también en regalarte cuidado, paciencia y amor a ti mismo?
Como las flores, también nosotros necesitamos cuidado
Las flores no florecen porque alguien las presione o las compare con otras. Florecen cuando reciben lo que necesitan: agua, sol, espacio y tiempo. Así somos los seres humanos. A veces nos exigimos florecer en medio de sequías emocionales, nos juzgamos por no estar “al cien” todo el tiempo, o ignoramos nuestras propias necesidades porque creemos que siempre hay alguien más que debe ir primero.
Pero recordarlo es vital: también tú mereces atención, calma, descanso, y ser tratado con delicadeza.
La metáfora de la flor: una lección de vida
Las flores nacen, florecen y eventualmente se marchitan. No lo hacen por falta de valor, sino porque ese es su ciclo natural. Y los seres humanos también atravesamos etapas. No siempre vamos a estar radiantes, ni con energía para todo. Habrá temporadas de florecimiento, pero también momentos donde lo único que necesitamos es descansar nuestras raíces y sanar en silencio.
Aceptar esto, en vez de luchar contra ello, es una forma muy profunda de amor propio.
Cuidarte no es egoísmo, es respeto hacia ti
Así como riegas una planta para que no se seque, ¿qué estás haciendo tú para no secarte emocionalmente? ¿Qué cosas te das para nutrir tu mente, tu cuerpo y tu corazón?
Cuidarte no es un lujo ni un acto de egoísmo. Es una necesidad básica. Y parte de ese cuidado puede ser hablar con alguien que te escuche sin juicio, que te acompañe en tus temporadas difíciles y te ayude a florecer a tu ritmo. Ese es uno de los regalos que ofrece la terapia.
Este marzo, regálate lo que mereces
No esperes a que alguien más te dé flores. Sé tú quien se las ofrece a sí mismo. Honra tu proceso. Celebra tus avances, aunque parezcan pequeños. Permítete sentir y descansar cuando lo necesites.
🌼 Este Día de las Flores Amarillas, haz de ti tu prioridad. Porque como las flores, tú también mereces crecer con amor, cuidado y paciencia. Y si no sabes por dónde empezar, la terapia puede ser ese primer paso.
Reserva tu espacio de florecer:
Este marzo, no solo celebres a los demás… celebra tu vida, tu proceso y tu florecer. 🌼
Con cariño,
Lcda. Myrna Ortiz-Rodríguez, Psicóloga, MPSY